martes, 11 de diciembre de 2018

La super final y la presentación de “Un perro en la puerta de la casa velatoria”, por Franco Dall´Oste


Fue una tarde lluviosa, difícil. Llegar fue una odisea: durante el partido de River y Boca los taxis y remises dejaron de contestar, y por la ventana de aquella casa de City Bell en la que estaba, podía ver los pastizales amarillos que se extendían marcando el fin de la ciudad. Finalmente, pude conseguir quien me acerque al menos para intentar pedir otro taxi, que también me dejaría plantado, hasta que finalmente llegué, empapado y ansioso.
La Macacha, el centro cultural donde sería la presentación, estaba repleto de gente: a pesar de la lluvia y de la super final super postergada que en ese momento estaba inundando el centro platense, la gente se había acercado para poder acompañar a María Soledad Fernández en la presentación de su nueva novela. Era un ambiente cálido: niñes jugando en el suelo de madera, el olor a empanadas en el aire, y los frascos devenidos en vasos repletos de cerveza.
Euge Musa y Nina Rapp abrieron el evento con una serie de canciones hermosas, y luego Soledad dio por iniciada la presentación de “Un perro en la puerta de la casa velatoria”, novela ganadora del 2° Premio Bernardo Kordon de Narrativa, organizado por la Editorial Conejos y Paisanita Editora .
“Estamos acá festejando”, dijo Edith Saenz, y resaltó que “estamos ante una importante escritora”. Lo primero a analizar, entonces, fue el “extraño y atrapante” título: una oración de 9 palabras que destaca en medio de la tendencia a utilizar “un sustantivo o un adjetivo por título”, no sólo en la literatura, sino también en otras artes.
“Es una novela escrita en primera persona, donde la voz de la narradora va recordando hechos de su vida”, dijo Saenz, y ese monólogo interno nos pone en relieve miserias que irán apareciendo a lo largo de la espera de la protagonista por su madre, una persona “patética”, o al menos esa es la versión que tenemos como lectores. “¿Por qué no llega? El lector intuye que pasa algo con esa madre”.
La novela transcurre en una casa velatoria, desde dónde la protagonista se preguntará por el vínculo con su madre, su hermana y su padre. “Ella duda, duda siempre: hasta de la madera del cajón”, dijo Edith, “muchas veces se preguntará: ¿qué hubiera sido de mi vida sí? Y en ese sí -con puntos suspensivos- se plantea hipótesis dolorosas que recorren a lo largo de la novela”.
Pero hay otro protagonista: el perro, al que Caro (la protagonista) humaniza hablándole. Para Edith, este “funciona como la conciencia de la protagonista, o tal vez la conciencia de todos: esa voz que nos interroga, nos mira desde afuera; esa voz que nos molesta y nos interpela”.
“Un perro en la casa velatoria”, es una novela sobre lo no dicho en una familia”, dijo Edith, “sobre lo sobreentendido, el maltrato y la hipocresía”. También destacó que la novela está escrita con maestría, con un lenguaje “claro y sin estereotipos”, y alertó a les lectores: “no se saldrá indemne de ella”.
Maria Insua también se fijo en el título y en la perplejidad que genera: “es la promesa de una historia”, dijo. A su vez, destacó que “la narradora mantiene la expectativa de qué pasará hasta el final”, gracias a la tensión teatral que recorre toda la obra.
¿Qué diferencia ésta historia de cualquier otra historia de alguien que tiene que velar a un ser querido? “La diferencia es la protagonista: una mujer joven, hija mayor de una familia tipo de clase media argentina, que se da cuenta que su vida está predestinada a ser de determinada manera según su clase social. Que ser, implica también, lo que no será”.
Insua se pregunta entonces: “¿en qué se transforma nuestra vida cuando no podemos elegir?”. Nunca tendremos, reflexionó, lo suficiente para complacer “al sistema del éxito y el progreso que la clase media elige”. Entonces el problema de la protagonista pasa por “cumplir o no cumplir con los mandatos de la clase a la que pertenece”.
En este sentido, la novela “presenta una visión de mundo: si somos funcionales, a las exigencias de un sistema social, económico, político y familiar, y dejamos de lado nuestros deseos, seremos profundamente infelices. Desapareceremos”.
Por último, Soledad contó que la novela partió de una sola escena autobiográfica: pasar por delante de un velatorio y que ahí haya un perro durmiendo. “Me gusta”, dijo sobre Carolina, la personaje protagonista, “porque no se hace cargo de lo que hace, siempre la culpa es del otro”. Y también consideró que “la novela trata el aborto desde un lugar diferente”.
La novela estará en el stand de Paisanita el próximo fin de semana, en el marco de la feria EDITA Feria de editoriales 2018, que se realizará en el Centro Universitario de Arte UNLP.
¡Super recomendadísima!