Por, Ariel Bermani
Son siete los cuentos que componen este libro. Se trata del tercer libro
de Alejandra Zina. En 2005 publicó Lo que
se pierde, su primer volumen de relatos. En 2011 su primera novela, Barajas. Zina necesita que pasen 5 o 6
años para dar a conocer el material nuevo. Es una autora que se toma su tiempo
para escribir, para corregir, para darle espacio a su obra, para esperar que
madure. En una época como esta, donde la cita de Lamborghini está más presente
que nunca –“publicar, después escribir”-, Alejandra Zina escribe. Primero,
escribe.
Hay gente que no sabe lo que hace es un conjunto de relatos
protagonizados por mujeres. Mujeres que viven en la ciudad de Buenos Aires. Una
de ellas acompaña a la madre, que decidió cortarse su larguísimo pelo. Otra
lleva de paseo a las hijas de su pareja. Otra observa cómo funciona la vida
cotidiana en una peluquería. Otras se reúnen con frecuencia, desde hace mucho
tiempo. Mujeres jóvenes, mujeres que están envejeciendo, viejas, nenas. Un
conjunto heterogéneo de mujeres.
Los relatos de este libro se mueven con comodidad en una realidad banal.
Sin embargo, la amenaza, la sensación de que esa realidad es solo aparente, de
que todo puede derrumbarse en cualquier momento, acecha. Las acecha, a ellas, a
las mujeres de Zina, que son la gente que no sabe lo que hace. O lo saben, pero
no se lo cuestionan.
Estos cuentos nos involucran en la vida de sus personajes, con
intensidad, y en algún momento, cuando las historias parecen a punto de
estallar, de quebrarse, nos expulsan. No tienen principio, ni final. Entramos y
salimos de los cuentos como si estuviéramos espiando por la ventana a unas
mujeres que nunca llegaremos a conocer. Pero que están tan cerca que nos dejan
la falsa sensación de que las conocemos bien.