jueves, 18 de julio de 2024

La canción del día, de Eugenia Pérez Tomas, por Camila Fabbri

 


La canción del invierno por Camila Fabbri

Sobre la presentación de La canción del día, de Eugenia Pérez Tomas

  

Vi una capucha amarilla perdida en el vaivén de Scalabrini Ortiz y Paraguay.  Se agarraba los brazos para evitar el frío o para ponerselo a favor. Estaba nerviosa pero también satisfecha, como alguien que acaba de recibir un trofeo hermoso.  Al lado suyo, una chica de anteojos grises sonreía mientras levantaba unas cajas. Me acerqué sigilosa hasta que entendí que eran las personas que estaba buscando. Cuando la capucha amarilla me vio,  sonrió con toda la cara. En su alegría, el frío se desvanecía. Perdía importancia.  Pocas cosas más lindas que ese gesto en la cara de alguien que me ve llegar. Entre las dos me explicaron que el bar donde ocurriría la presentación, en pocos minutos, todavía estaba cerrado. Que teníamos que esperar a que llegara Gustavo a levantar las persianas para bienvenir los nuevos libros. Me ofrecí a ayudarlas. Caminamos las tres con cajas y bolsas repletas de ejemplares. Gabriela Luzzi, editora y creadora de Paisanita, llevaba los anteojos grises, Eugenia Pérez Tomas, la escritora que acaba de publicar su último libro La canción del día, llevaba la capucha. Todas llevábamos las cajas. Lo que había alrededor nuestro era un domingo que nos empezaba a involucrar.


Alrededor del Varela Varelita se agrupó un grupo de gente con guantes y gorros. Podríamos haber aplaudido como en el teatro, en el deseo de que algo empiece. Nos enredamos en conversaciones que queríamos tener. Amigas, conocidos, gente que no veíamos hacía muchísimo tiempo. Todos y todas ahí reunidos para acompañar la llegada del libro de esa persona querida, de esa escritora admirada.

La jornada traía también la presentación del libro de poesía Aieka, de la autora Daniela Aguinsky, así que el público, a medida que pasaban los minutos, se triplicaba.

  


Una especie de Woodstock de la modernidad se encaramó hacia la puerta del Varela Varelita ni bien Gustavo o Alfredo trajeron la llave. El bar estaba intacto y frío. Las mesas beige, las sillas acolchonadas, los afiches de películas argentinas y uruguayas en las paredes. Fuimos los encargados de entibiar el lugar, lo logramos muy rápido. Dos chicos que pasaban por las mesas nos preguntaban qué queríamos. Suplicamos cafés. Ahí adelante, en una reunión de mesas que simulaban un escenario, Eugenia y Gabriela se acomodaban para empezar, ahora sí, a decirnos algunas cosas.

Las presentadoras de La canción del día fueron la escritora y periodista Sonia Budassi (autora de Animales de compañía, recientemente publicado en Entropía, La frontera imposible, Periodismo, entre otros), y la poeta Natalia Romero (autora de Puede que la muerte mienta, El principio luminoso, entre otros). Ellas también se acomodaron ahí, con las camperas a media asta y los borcegos o zapatillas bien ajustadas, para evitar cualquier corriente de aire. Sonia tomó la delantera, sentada del lado izquierdo de la mesa. Eugenia tomó el centro y miró al suelo, porque eso de que hablen de ella y de su obra siempre la pone introspectiva. Sonia subrayó muchísimas partes de la novela, leyó en voz alta oraciones que le parecían sublimes -parafraseando el adjetivo que ella eligió usar-. Habló sobre la complejidad de escribir en segunda persona, sobre la fragilidad de ese distanciamiento tan leve. Citó el libro Autoayuda de la escritora norteamericana Lorrie Moore, ahí donde la autora también se escribe a sí misma para acomodarse en su día  a día y poder sobrevivir. Sonia generó un deseo ansioso de lectura, unas ganas genuinas de querer asomarse en la forma de repartir las palabras que tiene Eugenia.

La canción del día es, para mí,  una novela movediza, inexacta. El relato es lineal, avanza sobre ese carril único hasta que no, hasta que ramifica para ejemplificar con anécdotas históricas, con hitos reales. El libro es un diario, pero no es un diario. Por momentos está signado por un esquema de días, pero esa forma de narrar también desaparece. Es imposible aferrarse a algo que perdurará en La canción del día, su estructura es una tormenta. Ima es Eugenia, pero podría no serlo, porque Ima es una mujer embarazada que pronto tendrá a su primera hija y lo que se narra sobre esa experiencia es íntimo, sí, pero también es absolutamente universal. Lo que logra Eugenia en su libro, al menos para mí, es hablar de millones de asuntos tomando como eje principal la maternidad. Como si encontrara un lenguaje cercano a ese tema para hablar de eso, pero también de esto otro, y un poco sobre aquello también. El lenguaje, lo natural, lo ajeno, el amor, la falta de amor, la pérdida del padre, la pérdida de la madre, convertirse a algo, en madre sí, pero convertirse, en la conversión en sí, la rutina, el hambre, el miedo, el terror absoluto, el vacío, la caída, la llegada, el regreso. Todo eso junto conviviendo. Ima tiene una hija, Eugenia tuvo una hija en el 2018. Esa hija se llama Amelia y estuvo ahí, esa tarde de domingo estuvo ahí con nosotros. El libro está dedicado a Amelia y ella estuvo ahí, comiendo un chupetín con forma de chupete, porque ya no es una bebé pero tampoco es otra cosa. Entonces no usa chupete, pero sí come uno que hace las veces de. Amelia en los brazos de su papá, Andrés, miraba a su mamá con timidez porque estaba rodeada de extraños, pero la miraba con una especie de amor y admiración, y cuando Eugenia la nombró, porque agradeció a todos y a todas las presentes, Amelia levantó la mano, como si estuvieran pasando lista, porque ella estaba ahí. Quería remarcar su presencia ineludible. Que Amelia haya estado ahí, con sus rulos, siendo la protagonista- de algún modo- de este libro real  y no real que se se presentó esa tarde.

 Estuve cerca de Eugenia todo ese tiempo. Cuando el embarazo fue una noticia, cuando el embarazo fue cuerpo, cuando Amelia gateó, cuando Amelia ya tenía una identidad, un carácter, las veces que Amelia me preguntó quién soy y yo no supe qué contestarle. Esa tarde bienvenimos un libro, sí, pero también fuimos espectadores de ese haber maternado, de ese estar maternando. Amelia y Eugenia estuvieron ahí, esa tarde noche. Y eso, a muchos, nos hizo llorar de emoción.

 

 

Fue Natalia Romero quien cerró la jornada que esperamos tan ansiosos. Eugenia, otra vez, puso los ojos sobre el suelo. Ya agradeció, pero igualmente la situación siguió poniéndola algo tímida, vuelta sobre sí. Natalia leyó un texto de una gran belleza. Tomando pasajes de La canción del día y algo de su propia forma de usar las palabras, se asomó al corazón del libro, como si hubiera visto algo que todavía nadie. Se metió ahí, de lleno, y nos compartió su experiencia, como si estuviéramos todos a tientas, también, con los ojos cerrados. Aplaudimos con las manos tibias, ahi sí, después de haber tomado esos cafés. Quisimos abrazar a las escritoras, agradecerles por eso que hicieron ahí, sentadas en esas mesas beige.

Eugenia tomó la palabra, una vez más, y leyó un pasaje breve de la novela.

 Lo que escribe y lo que lee, esa cadencia al nombrar, entre escurridiza, delicada y sensible, se parece mucho a la esencia de su libro. Oímos lo que tiene para contarnos, de esa forma en que ella lo hace. Sostiene el libro con las manos que apenas tiemblan,  un mechón de pelo se le escapa de atrás de la oreja. Mueve un pie. Cuando rostro y escritura se encuentran, ahí está: Eugenia.

 

 


 



Crónica del 16 de julio de 2023 en Varela Varelita. Muchas gracias a nuestra cronista invitada.

Camila Fabbri nació en 1989 en Buenos Aires. Estudió en la Escuela de Arte Dramático y su primera obra (Brick) ganó un concurso en 2010. En 2012 se representó una segunda obra, Mi primer Hiroshima 2​ Fabbri fue nominada al Cóndor de Plata por su papel en la película de Martín Rejtman de 2014 Dos disparos. También ha aparecido en High Tide de Verónica Chen. ​

Fabbri debutó como escritora en 2015 con la colección de cuentos Los accidentes en 2015. Su segundo libro fue la novela de no ficción El día que apagaron la luz sobre el incendio de la discoteca República Cromañón, seguida de otra antología de cuentos titulada Estamos a salvo. 4​ 5​ En 2021, fue nombrada por la revista Granta como una de las mejores escritoras menores de 35 años en lengua española. 

En 2023 debutó como directora de cine llevando a la pantalla su novela El día que apagaron la luz, la película se tituló Clara se pierde en el bosque.

El mismo año publicó La reina del baile, libro finalista en la 41 edición del Premio Herralde de Novela